¿Qué implica un bautismo deportivo? ¿Por qué se realizan? ¿Qué representan? ¿Hay límites? ¿Cuáles son? ¿Quiénes los establecen? Desde cortes de pelo, pasando por obligar a alguien a exponerse, hasta golpes y lesiones… Así son los rituales de iniciación en el mundo del deporte, y aunque los rituales varían, todos tienen un mismo objetivo: la ridiculización está implícita, la violencia muchas veces es tácita y el abuso de poder se disfraza.
En la práctica se observan de manera muy
clara los roles de víctimas y victimarios; el primer grupo está compuesto por
iniciantes en la materia, y el segundo por figuras de poder. Los primeros son
sometidos por quienes ya han pasado por el rito, que lo han sufrido y
reproducen las formas tradicionales.
El bautismo hace hincapié en los vínculos
sociales, pero a su vez, como indica el antropólogo Clifford Geertz, resalta el
modo en que la estructura social de un grupo se ve favorecida y perpetuada por
la simbolización de los valores. “Hasta el día del debut te hacían jodas, te
pegaban cachetazos al pasar, te bajaban los pantalones en frente de todos. Es
una locura”, expresa un ex jugador de rugby de veintidós años, que
asegura que no todos están de acuerdo con el desarrollo del ritual. "El
bautismo es un abuso porque a la larga te terminan convenciendo para que lo
hagas", explica el deportista.
Tal es el grado de tabú que hay para
con los bautismos deportivos en el mundo del rugby, que el protagonista a la
hora de hacer la entrevista, solicitó que no sea difundida su identidad ni la
del club. Además, al consultarle a un jugador de cuarenta y cinco años, también
perteneciente a la URBA, acerca de su bautismo, sólo ha dicho “de
esas cosas no se habla”.
Es preciso señalar que los rituales
establecen identificación que permiten la reverberación de la experiencia
ritual y aseguran la continuidad de ésta en su ausencia. Producen una moralidad
común, y un conjunto de prácticas de división entre el bien y el mal que
permiten la delimitación de los estándares del grupo y la coordinación de sus
acciones.
Entonces,
¿qué demuestran estas prácticas?
En el último tiempo, los valores que se
reproducen en el ámbito de este deporte en particular se han puesto en tela de
juicio, y sobre esto, el ex jugador un club de la Unión de Rugby de Buenos
Aires, admite que esa hermandad de la que se habla en el mundo del rugby, en el
caso de los bautismos deportivos se lleva al otro extremo, se desdibuja. "Es
todo en grupo, se pelean en grupo, toman todos, entonces todos caen en los
malos hábitos y te terminas acostumbrando, sólo te das cuenta cuando salís de
la burbuja", explicó el deportista.
Reforzando estos conceptos, el joven de
veintidós años explica que “los capitanes son los peores, cuando dicen
que hay sacrificio es verdad, la parte deportiva es genial, pero como personas
no son así". Además,
afirma que “la realidad del rugby es lo que se vio con los tuits de Pablo Matera”
y aunque dejó en claro que no mete “a todos en la misma bolsa”, sí concluye
que “la
mayoría de los que ‘están arriba’ son así".
Recopilación de publicaciones del ex capitán de Los Pumas
Violencia
de todo tipo
En cuanto a su bautismo en particular,
el ex jugador lo recordó con tristeza y dolor, y afirmó; “me pusieron un pañal y me ataron
con precintos a una silla. Ellos se habían disfrazado y me hacían tomar, si no
lo hacía me pegaban, era tipo un secuestro”. A sorpresa, o no, de
muchos, en este caso los entrenadores y dirigentes estaban mirando y avalando todo
lo que pasaba. Él señaló que en ese momento se felicitaban unos a otros por
haber pasado ‘la prueba’; “pero pienso ¿por qué nos felicitamos de
algo feo que nos pasó?, no está copado. De eso te das cuenta después, cuando
salís de la burbuja", admitió.
A esta altura la violencia ya está más
que a la vista, pero pareciera no tener fin. Con el presunto objetivo de querer
llevar tranquilidad a los iniciantes, los entrenadores les cuentan sus
experiencias en el rito. "Para ellos es un orgullo contar su
bautismo, lo toman como algo bueno y se enaltecen con el sufrimiento, como que
son más machos", señaló el jugador.
- ¿Y
qué es ser macho? "Ser fuertes, no tener errores, tener
mujeres, tomar mucho… Nunca vas a escuchar un perdón... Gracias a Dios yo hice
el clic".
Lo cierto es que es un ciclo, porque los
que ayer fueron víctimas, hoy son victimarios, y las víctimas de hoy serán
victimarios el día de mañana. "Todos reproducen lo mismo que les hicieron a
ellos, usan la misma violencia. Son víctimas también”, señala y sigue “de
chico lo ves como algo bueno, la cuestión de la hermandad, pero después se
termina haciendo una secta".
El joven explica que "si en el bautismo no
aguantas más y querías salir, te matan a golpes, si o si tenes que pasar eso.
Es un abuso terrible, hay mucho miedo”. Además, mirando hacia atrás
reflexionó que “cuando no se puede hablar, es porque hay abuso, la mayoría no queríamos
hacerlo, pero a los más grandes no les podíamos decir nada”.
Esto es una clara evidencia de la violencia
que se ejerce en los bautismos deportivos, esos ritos de iniciación que en un
principio pueden parecer inofensivos pero que a medida que te adentras en la
temática no dejas de sorprenderte, para mal. Además, tal como señaló el joven,
no se toma conciencia del significado de esta práctica hasta que no se sale del
círculo.
¿Existe
la violencia en otros deportes?
Lo cierto es que el ritual varía sus
prácticas dependiendo de la disciplina. Por ejemplo, en el mundo del fútbol, si
bien como se aclaró al principio, el bautismo reproduce los mismos estándares
de ridiculización, el acto no tiene el mismo grado de violencia física para con
el iniciante.
Lautaro Guzmán, actual jugador de la
primera división de All Boys, admite que “el objetivo del bautismo es dejarte en una
posición ridícula, buscan que estés expuesto”. Asimismo, el deportista
afirma que al momento de pasar por esa situación “lo tenía naturalizado y además no
me quedaba otra, pero hay muchas personas que los afecta mucho”. Su
bautismo constó de varias etapas; una de ellas era hablar y cantar para todo el
grupo parado arriba de una silla. “Yo soy introvertido y no me gustó
exponerme. Cada uno es diferente y he visto casos de compañeros que la pasaron
muy mal, no lo disfrutaron", contó.
Es
curioso que el mediocampista de veinte años asegura que “si no lo hacía iba a ser peor, le
iban a decir a los dirigentes y al cuerpo técnico. Era en tono de chiste, pero
la violencia está implícita ". Luego, al momento de raparse el
pelo, todos ya lo tenían asimilado.
La discordia se presentó en el post; "teníamos que hacer todo con el
pelo desastroso, nada de usar gorra, se tenía que ver y ser ridículo".
El jugador asegura que, si se tapaban, les sacaban la gorra, y si se pelaban
antes que los capitanes los autoricen “no les iba a gustar nada, hay algunos que
son más tranquilos y otros que se lo toman muy en serio. Es exposición total".
El psicólogo social Henri Tajfel, señala
que los aspectos de la imagen individual son aportados por la pertenencia a
ciertos grupos o categorías sociales.
Parte del autoconcepto de un individuo estaría conformado por su identidad social, y desde ese lado
se explica por qué, en este caso los deportistas, se someten inconscientemente
a estas pruebas que deben pasar para pertenecer.
Al igual que en el mundo del rugby, y en
cualquier deporte, en el fútbol hay presión para realizar el ritual, y Lautaro
Guzmán señala que, aunque alguien se niegue a bautizarse “lo termina haciendo porque lo
convencen, le dicen que todos lo hicieron y lo minimizan”, expresó y
siguió; “Hay incomodidad, pero el grupo te presiona para hacerlo".
Lo que le sucedió al jugador de rugby en su
bautismo, con la figura de poder de los capitanes, se replicó de igual manera
en la iniciación de Lautaro. Los más grandes, por el simple hecho de tener más
trayectoria, utilizaban su figura de poder para ridiculizar a otros, dejarlos
expuestos. Además, no sólo se sentían libres de accionar contra otros, sino que
el entorno avalaba lo que hacían.
La realidad es que tal como se expresó en
el inicio, en todos los deportes y ámbitos se realizan este tipo de prácticas; sí,
es cierto que en algunos ámbitos es visto como “más leve” que en otros, pero la
realidad es que mientras estén presentes los factores mencionados en esta nota,
como por ejemplo la exposición buscando la permanente ridiculización, o el
hecho de imponer el miedo a hablar representando las figuras de poder, la
violencia va a continuar siendo la protagonista. El deporte continuará
reproduciendo estos valores, y los jóvenes no podrán salir de esa burbuja en
tanto no deconstruyan estas prácticas que ya se tienen incorporadas desde
generaciones anteriores.
La Unión Argentina de Rugby dio a conocer “Rugby 2030, hacia una nueva cultura”, un programa que tiene como objetivo reconocer, responsabilizar y resolver la conflictividad relacionada con el rugby en Argentina, buscando crear una nueva cultura acorde a nuestros tiempos, reduciendo la violencia en todos sus aspectos. La iniciativa abarca 24 módulos que se implementarán durante dos años y que involucra a todas las partes de este deporte en el país: directivos, entrenadores, jugadores, familias, uniones y clubes, hacia una transformación profunda en estos tiempos que corren.
El inicio de este programa surge como resultado de un trabajo que inició la UAR a comienzos de este año en la búsqueda de que los clubes sean una herramienta fundamental a la hora de abordar los conflictos, especialmente entre los jóvenes y contribuir a erradicar la violencia de la comunidad del rugby. En febrero se constituyó una comisión permanente dedicada a trabajar el tema, se realizaron reuniones con la Secretaría de Deportes de la Nación, sponsors, medios de comunicación, otras federaciones deportivas y distintos actores intervinientes hasta concretar Rugby 2030.
El lunes explicábamos sobre los aspectos que definen a la competencia deportiva. Ahora es el turno de avanzar en algo fundamental que puede suceder en el deporte: el conflicto. Sin dudas uno de los ejes de trabajo de Rugby 2030, el programa que lidera la UAR junto a las 25 uniones miembro, y que tiene como objetivo reconocer, responsabilizar y resolver la conflictividad relacionada con este deporte en Argentina, buscando crear una nueva cultura acorde a nuestros tiempos, reduciendo la violencia en todos sus aspectos.
Por su parte, cabe destacar que la UAR liderará esta iniciativa inédita, compleja y disruptiva, junto a Funrepar, organización experta en resolución de conflictos, desde una visión y concepción de la filosofía restaurativa. Si bien el acuerdo inicial con esta institución es por dos años, el programa mencionado es un plan muy ambicioso de mediano y largo plazo que tiene como objetivo final instalar una nueva cultura en nuestro deporte. Se llevaron a cabo reuniones virtuales junto a las 25 uniones afiliadas y más de 400 clubes de todo el país, donde se establecieron las pautas de trabajo y donde cada una designó un referente para avanzar con la iniciativa.
Cada módulo está dirigido a públicos específicos y con distintas formas de implementación: algunas capacitaciones serán a través de la plataforma “Campus UAR”, mientras que también se dictarán seminarios y talleres presenciales, se realizarán encuestas y una campaña audiovisual, entre las diversas etapas que contempla el programa.
Marcelo Rodríguez, presidente de la Unión Argentina de Rugby: “Creemos que el mejor legado para las generaciones futuras del rugby argentino es asumir todos juntos este reto que implica una nueva cultura del rugby acorde a una sociedad del siglo XXI. Son 130 mil chicos y chicas que juegan en Argentina y tenemos la oportunidad de formarlos y contenerlos, con el rugby como una herramienta de verdadera integración social”.
Luego agregó: “Tomar la decisión de abordar esta problemática es consecuencia de la escucha activa que la UAR tuvo con distintos sectores y referentes, diálogos que facilitaron los consensos necesarios para actuar sobre la conflictividad en el rugby”.
Sol Iglesias, Gerente General de la UAR: “Este proceso que lidera la UAR está encaminado a incorporar en todos los ámbitos del rugby argentino el desarrollo de prácticas, herramientas y espacios que respondan a una filosofía restaurativa”.
Raúl Calvo Soler, director del programa desde Funrepar: “Como parte de esa cultura es necesario inculcar un modelo de respuesta desde una adecuada gestión emocional, una interacción basada en la comunicación no violenta, un manejo de destrezas y competencias para la resolución pacífica de los conflictos y un sistema de valores que sustente todas estas propuestas”.
“Debemos destacar el carácter diverso que existe dentro del espacio argentino del rugby. Esa diversidad debe ser un gran aliado para desarrollar de manera creativa respuestas a los problemas que hoy enfrentamos”, finalizó.
Para
ampliar la información:
- GEERTZ,
C. (1987) La Interpretación de las culturas, Barcelona, Gedisa.
- TURNER,
VICTOR W. 1980 [1967]. "Simbolismo ritual, moralidad y estructura social
entre los ndembu", 53-64
- TURNER,
VICTOR W. "Entre lo uno y lo otro: El período liminar en los «rites de
passage», 103-23.
- SCHUTZ,
A. y LUCKMANN, T. (1977) Las estructuras del mundo de la vida, Buenos Aires: Amorrortu
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